El
objetivo del presente trabajo es realizar un ejercicio reflexivo sobre la Ética
en la investigación cualitativa, apoyándome en consideraciones personales y en
las lecturas de “Ética y formación
universitaria” de Manuel González Ávila y el Capítulo denominado “Consideraciones éticas en la investigación
social cualitativa” del libro Diseño
de proyectos en la investigación cualitativa
de María Eumelia Galeano.
La
pregunta por el comportamiento ético debe apuntar hacia el objetivo de juzgar
las acciones humanas como buenas o malas. El ser humano como ser social está
sujeto a un comportamiento ético dado por sus condiciones de poseer en primer
lugar, la capacidad de anticipar las consecuencias de sus propias acciones, es
decir formar una imagen mental de las situaciones que desencadenarían una decisión tomada o una acción llevada a cabo. En la
cotidianidad casi que nos vemos en la obligación antes de actuar, de prever el
futuro. En segundo lugar, contamos con la capacidad de generar juicios de valor
tanto de nosotros mismos, como de los otros y por último la capacidad de
escoger entre diferentes posibilidades de acción.
Las
consideraciones éticas en el campo de la investigación social como hace
referencia María Eumelia Galeano son
menos visibles y más sutiles que en otras áreas del conocimiento, en el
caso puntual de mi formación como antropóloga la aproximación al tema ha sido
superficial, concluyo que en el recorrido de la carrera en cuanto a la Ética los
acercamientos se han hecho desde materias como Biología Humana, Fundamentos de Antropología
Biológica y Antropología Forense. Para dar un ejemplo sobre lo que acabo de
mencionar, me remito al contenido sobre la ética abordado en el curso de
Antropología Biológica:
“La
ética de la antropología biológica se debe abordar de una manera integral
teniendo en cuenta el respeto hacia los individuos de poblaciones contemporáneas
y del pasado. Los profesionales en el desarrollo de sus investigaciones se
enfrentan a una serie de cuestiones o principios éticos que tienen la intención
de indicar una pauta particular o regla general que cada uno debe seguir, (es
decir a normas y decisiones relativas a las prácticas, métodos y
políticas) y obligaciones con sus
sujetos de investigación, con la academia y el medio ambiente”.
Respecto
al área de la antropología social este es el primer curso en donde se ha
planteado su importancia, aunque no se tuvo la oportunidad de profundizar en
clase y generar una discusión en el grupo sobre un tema de vital consideración
para la formación profesional.
Después
de realizar las lecturas de los textos de Manuel González Ávila y María Eumelia
Galeano para los intereses de este ejercicio reflexivo, y de algunos documentos
en semestres anteriores sobre la ética en el campo de la salud, pude inferir que
en el campo de la investigación cualitativa ha habido avances en lo que
respecta a la literatura sobre la Ética, estas formulaciones en cuanto a la
práctica científica han sido adaptas inicialmente de las premisas desarrolladas
para investigaciones experimentales en el área de la medicina.
En la época actual, la ética de la
ciencia es analizada en relación al genoma humano, la clonación, los
procedimientos de fertilización. Entrándonos en el campo de las ciencias
humanas, nos encontramos con los retos de credibilidad y los intereses
contrapuestos de los terrenos de la epistemología, la metodología de la ciencia
y la ética. (González, 2002)
Si
bien se ha ganado terreno en cuanto a la creación de documentos, que impulsen a
la investigación social a trascender más allá de la preocupación por la
generación o producción de conocimiento, a un plano donde se establezca una
reflexión sobre la relación ética con el problema que se investiga (integridad
del proceso, pertinencia metodológica, manejo de la información y reciprocidad)
y con los sujetos que se interactúan (responsabilidad hacia los informantes). Es imposible por medio del control y la
vigilancia llegar a conocer si en la práctica todos los profesionales en el
área de las ciencias sociales hacen de la ética la preocupación por construir
principios o modos de vida que regulen sus ejercicios disciplinares, o lo que a
nosotros respecta en la práctica antropológica, conocer si los profesionales se
han comprometido a regir su comportamiento por éstas formulaciones, que no en
vano se han planteado desde las instituciones académicas, organizaciones como la
Asociación Americana de Antropología y esfuerzos individuales de académicos que
en sus libros sobre metodología o diseños de proyectos, dedican un capítulo
corto para reflexionar sobre el tema, quedando siempre sobre la mesa la
conclusión de que más allá de que se redacten y formulen toda una serie de
consideraciones éticas para la investigación, la responsabilidad recae en manos
de cada investigador y en la forma como este quiera desempeñar su función.
Después
de esta meditación, me parece relevante desarrollar el tema planteado al inicio
del párrafo anterior, en relación a revelar las implicaciones éticas que el
trabajo intersubjetivo tiene para la investigación etnográfica (como proceso),
para los informantes y para el mismo investigador. En primer lugar, la relación
ética con el problema que se investiga, nos debe llevar a pensar que al
desarrollar objetivos de investigación, se establecen relaciones con grupos
sociales, individuos, organizaciones; donde se ponen en juego una variedad de
intereses (incluidos los del investigador de generar conocimiento) y el
bienestar físico, social y psicológico de los individuos- sujetos de
conocimiento. Teniendo esto presente podemos permitirnos establecer una
relación ética con los actores sociales con los que interactuamos, mediada por
la verdad, siendo conscientes de que los intereses no ponen en peligro la
privacidad, integridad y dignidad de la persona.
La
participación de los individuos en la investigación debe ser voluntaria,
consciente, con pleno conocimiento y entendimiento de los propósitos de la
investigación, el tratamiento que se le va a dar a la información y sus medios
de difusión. Resulta vital especificar cuáles van a ser las ventajas obtenidas
para ambas partes en el proceso de investigación, en el caso de los sujetos
sociales el retorno social de la información obtenida (Galeano, 2004: 74), o algún beneficio económico si fuere
el caso.
Otro
aspecto fundamental es tratar en la medida de lo posible de no ver a los
actores sociales como datos, como objetos a observar e interrogar, considero
relevante poner delante de cualquier interés, la sensibilidad por el otro,
verlos como colaboradores en la producción y construcción de conocimiento, en
donde se garantice el respeto por sus visiones, opiniones y comportamientos.
En
cuanto a la pertinencia metodológica, analizar si las técnicas son adecuadas
con el contexto y los sujetos sociales (informantes), minimizar los efectos de
los medios de registro tanto para los individuos como para el investigador, y
si la investigación lo demanda modificar las estrategias empleadas.
En
los procesos de investigación, el investigador es el único responsable del
manejo y divulgación de la información, debe preverse los efectos antes de
emprender cualquier acción. En la generación de conocimiento el investigador
tiene un compromiso con la academia, teórico por los hallazgos que arroga a la
disciplina y a otros académicos, metodológico porque debe explicitarse como se
obtuvo la información y de veracidad, porque esta información habla de la vida
de comunidades, grupos y sujetos sociales. El investigador debe avalar
los resultados mediante procesos sistemáticos, rigurosos y comunicables, y
guardar el principio de integridad en relación con la verificabilidad y con la
credibilidad en la construcción y difusión de conocimiento. Estos principios se
vulneran cuando se maquilla, falsifica o fabrica información o resultados, o
cuando se plagia o utiliza ideas de otros sin dar crédito apropiado (Galeano,
2004, 73:74)
Pasando
a la responsabilidad ética hacia los informantes se debe hablar de
consentimiento informado[1]
(decisión libre de participar en el proceso), donde incluye establecer
acuerdos sobre los temas a trabajar, los límites de acceso a los escenarios
privados, los tiempos y momentos del proceso investigativo, la agenda de
entrevistas y observaciones, la posibilidad de hacer públicos los resultados de
la investigación y la forma de difusión de los hallazgos (Guber, 2004: 75). También
cabe incluir dentro del consentimiento informado el pedir autorización para el
empleo de medios de registro como cámaras fotográficas y grabadoras de voz.
La
confidencialidad y el anonimato, hace referencia al derecho a la privacidad e
intimidad que tienen los informantes, igualmente al compromiso de garantizar la
integridad y seguridad de éstos, por ejemplo en el caso de trabajar con
poblaciones vulnerables (trabajadoras sexuales) o con individuos que infringen
la ley, la divulgación de la identidad de los individuos puede ocasionar estigmatizaciones
o problemas jurídicos. Es necesario en el proceso de registro de la
información utilizar seudónimos, “limpiar” la información de aquellos datos
(nombres, lugares, fechas) que permitan la identificación del informante o de
personas a las que él se refiere (Galeano, 2004:74).
Por
último nos queda abordar el tema derechos de autor, las consideraciones éticas sobre este eje,
apuntan básicamente hacia dos direcciones, la primera el reconocimiento que se
debe a los informantes como coproductores de conocimiento y la segunda compete
a los profesionales, en cuanto al reconocimiento de créditos y referenciación
de las fuentes documentales que contribuyen al trabajo investigativo.
Bibliografía
- GALEANO,
María Eumelia. (2004). Diseño de
proyectos en la investigación cualitativa. Medellín: Fondo Editorial
Universidad EAFIT
- GONZÁLEZ,
Manuel. (2002). Ética y formación
universitaria. Revista Iberoamericana de Educación.
[1] Consentimiento informado. La finalidad del consentimiento
informado es asegurar que los individuos participen en la investigación
propuesta sólo cuando ésta sea compatible con sus valores, intereses y
preferencias; y que lo hacen por propia voluntad con el conocimiento suficiente
para decidir con responsabilidad sobre sí mismos. Los requisitos específicos
del consentimiento informado incluyen la provisión de información sobre la
finalidad, los riesgos, los beneficios y las alternativas a la investigación -y
en la investigación-, la comprensión del sujeto de esta información y de su
propia situación, y la toma de una decisión libre, no forzada sobre si es
conveniente participar o no. El consentimiento informado se justifica por la
necesidad del respeto a las personas y a sus decisiones autónomas. (González,
2002).
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