domingo, 2 de febrero de 2014

ÉTICA Y FORMACIÓN UNIVERSITARIA


El objetivo del presente trabajo es realizar un ejercicio reflexivo sobre la Ética en la investigación cualitativa, apoyándome en consideraciones personales y en las lecturas de “Ética y formación universitaria” de Manuel González Ávila y el Capítulo denominado “Consideraciones éticas en la investigación social cualitativa” del libro Diseño de proyectos en la investigación cualitativa de María Eumelia Galeano.

La pregunta por el comportamiento ético debe apuntar hacia el objetivo de juzgar las acciones humanas como buenas o malas. El ser humano como ser social está sujeto a un comportamiento ético dado por sus condiciones de poseer en primer lugar, la capacidad de anticipar las consecuencias de sus propias acciones, es decir formar una imagen mental de las situaciones que desencadenarían una decisión tomada o una acción llevada a cabo. En la cotidianidad casi que nos vemos en la obligación antes de actuar, de prever el futuro. En segundo lugar, contamos con la capacidad de generar juicios de valor tanto de nosotros mismos, como de los otros y por último la capacidad de escoger entre diferentes posibilidades de acción.

Las consideraciones éticas en el campo de la investigación social como hace referencia María Eumelia Galeano son menos visibles y más sutiles que en otras áreas del conocimiento, en el caso puntual de mi formación como antropóloga la aproximación al tema ha sido superficial, concluyo que en el recorrido de la carrera en cuanto a la Ética los acercamientos se han hecho desde materias como Biología Humana, Fundamentos de Antropología Biológica y Antropología Forense. Para dar un ejemplo sobre lo que acabo de mencionar, me remito al contenido sobre la ética abordado en el curso de Antropología Biológica: 
“La ética de la antropología biológica se debe abordar de una manera integral teniendo en cuenta el respeto hacia los individuos de poblaciones contemporáneas y del pasado. Los profesionales en el desarrollo de sus investigaciones se enfrentan a una serie de cuestiones o principios éticos que tienen la intención de indicar una pauta particular o regla general que cada uno debe seguir, (es decir a normas y decisiones relativas a las prácticas, métodos y políticas)  y obligaciones con sus sujetos de investigación, con la academia y el medio ambiente”.

Respecto al área de la antropología social este es el primer curso en donde se ha planteado su importancia, aunque no se tuvo la oportunidad de profundizar en clase y generar una discusión en el grupo sobre un tema de vital consideración para la formación profesional.
Después de realizar las lecturas de los textos de Manuel González Ávila y María Eumelia Galeano para los intereses de este ejercicio reflexivo, y de algunos documentos en semestres anteriores sobre la ética en el campo de la salud, pude inferir que en el campo de la investigación cualitativa ha habido avances en lo que respecta a la literatura sobre la Ética, estas formulaciones en cuanto a la práctica científica han sido adaptas inicialmente de las premisas desarrolladas para investigaciones experimentales en el área de la medicina. 

En la época actual, la ética de la ciencia es analizada en relación al genoma humano, la clonación, los procedimientos de fertilización. Entrándonos en el campo de las ciencias humanas, nos encontramos con los retos de credibilidad y los intereses contrapuestos de los terrenos de la epistemología, la metodología de la ciencia y la ética. (González, 2002)

Si bien se ha ganado terreno en cuanto a la creación de documentos, que impulsen a la investigación social a trascender más allá de la preocupación por la generación o producción de conocimiento, a un plano donde se establezca una reflexión sobre la relación ética con el problema que se investiga (integridad del proceso, pertinencia metodológica, manejo de la información y reciprocidad) y con los sujetos que se interactúan (responsabilidad hacia los informantes).  Es imposible por medio del control y la vigilancia llegar a conocer si en la práctica todos los profesionales en el área de las ciencias sociales hacen de la ética la preocupación por construir principios o modos de vida que regulen sus ejercicios disciplinares, o lo que a nosotros respecta en la práctica antropológica, conocer si los profesionales se han comprometido a regir su comportamiento por éstas formulaciones, que no en vano se han planteado desde las instituciones académicas, organizaciones como la Asociación Americana de Antropología y esfuerzos individuales de académicos que en sus libros sobre metodología o diseños de proyectos, dedican un capítulo corto para reflexionar sobre el tema, quedando siempre sobre la mesa la conclusión de que más allá de que se redacten y formulen toda una serie de consideraciones éticas para la investigación, la responsabilidad recae en manos de cada investigador y en la forma como este quiera desempeñar su función.    

Después de esta meditación, me parece relevante desarrollar el tema planteado al inicio del párrafo anterior, en relación a revelar las implicaciones éticas que el trabajo intersubjetivo tiene para la investigación etnográfica (como proceso), para los informantes y para el mismo investigador. En primer lugar, la relación ética con el problema que se investiga, nos debe llevar a pensar que al desarrollar objetivos de investigación, se establecen relaciones con grupos sociales, individuos, organizaciones; donde se ponen en juego una variedad de intereses (incluidos los del investigador de generar conocimiento) y el bienestar físico, social y psicológico de los individuos- sujetos de conocimiento. Teniendo esto presente podemos permitirnos establecer una relación ética con los actores sociales con los que interactuamos, mediada por la verdad, siendo conscientes de que los intereses no ponen en peligro la privacidad, integridad y dignidad de la persona.

La participación de los individuos en la investigación debe ser voluntaria, consciente, con pleno conocimiento y entendimiento de los propósitos de la investigación, el tratamiento que se le va a dar a la información y sus medios de difusión. Resulta vital especificar cuáles van a ser las ventajas obtenidas para ambas partes en el proceso de investigación, en el caso de los sujetos sociales el retorno social de la información obtenida (Galeano, 2004: 74), o algún beneficio económico si fuere el caso.    

Otro aspecto fundamental es tratar en la medida de lo posible de no ver a los actores sociales como datos, como objetos a observar e interrogar, considero relevante poner delante de cualquier interés, la sensibilidad por el otro, verlos como colaboradores en la producción y construcción de conocimiento, en donde se garantice el respeto por sus visiones, opiniones y comportamientos.

En cuanto a la pertinencia metodológica, analizar si las técnicas son adecuadas con el contexto y los sujetos sociales (informantes), minimizar los efectos de los medios de registro tanto para los individuos como para el investigador, y si la investigación lo demanda modificar las estrategias empleadas.

En los procesos de investigación, el investigador es el único responsable del manejo y divulgación de la información, debe preverse los efectos antes de emprender cualquier acción. En la generación de conocimiento el investigador tiene un compromiso con la academia, teórico por los hallazgos que arroga a la disciplina y a otros académicos, metodológico porque debe explicitarse como se obtuvo la información y de veracidad, porque esta información habla de la vida de comunidades, grupos y sujetos sociales. El investigador debe avalar los resultados mediante procesos sistemáticos, rigurosos y comunicables, y guardar el principio de integridad en relación con la verificabilidad y con la credibilidad en la construcción y difusión de conocimiento. Estos principios se vulneran cuando se maquilla, falsifica o fabrica información o resultados, o cuando se plagia o utiliza ideas de otros sin dar crédito apropiado (Galeano, 2004, 73:74)       

Pasando a la responsabilidad ética hacia los informantes se debe hablar de consentimiento informado[1] (decisión libre de participar en el proceso), donde incluye establecer acuerdos sobre los temas a trabajar, los límites de acceso a los escenarios privados, los tiempos y momentos del proceso investigativo, la agenda de entrevistas y observaciones, la posibilidad de hacer públicos los resultados de la investigación y la forma de difusión de los hallazgos (Guber, 2004: 75). También cabe incluir dentro del consentimiento informado el pedir autorización para el empleo de medios de registro como cámaras fotográficas y grabadoras de voz.

La confidencialidad y el anonimato, hace referencia al derecho a la privacidad e intimidad que tienen los informantes, igualmente al compromiso de garantizar la integridad y seguridad de éstos, por ejemplo en el caso de trabajar con poblaciones vulnerables (trabajadoras sexuales) o con individuos que infringen la ley, la divulgación de la identidad de los individuos puede ocasionar estigmatizaciones o problemas jurídicos. Es necesario en el proceso de registro de la información utilizar seudónimos, “limpiar” la información de aquellos datos (nombres, lugares, fechas) que permitan la identificación del informante o de personas a las que él se refiere (Galeano, 2004:74).

Por último nos queda abordar el tema derechos de autor,  las consideraciones éticas sobre este eje, apuntan básicamente hacia dos direcciones, la primera el reconocimiento que se debe a los informantes como coproductores de conocimiento y la segunda compete a los profesionales, en cuanto al reconocimiento de créditos y referenciación de las fuentes documentales que contribuyen al trabajo investigativo.     

Bibliografía
-       GALEANO, María Eumelia. (2004). Diseño de proyectos en la investigación cualitativa. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT
-       GONZÁLEZ, Manuel. (2002). Ética y formación universitaria. Revista Iberoamericana de Educación.



[1] Consentimiento informado. La finalidad del consentimiento informado es asegurar que los individuos participen en la investigación propuesta sólo cuando ésta sea compatible con sus valores, intereses y preferencias; y que lo hacen por propia voluntad con el conocimiento suficiente para decidir con responsabilidad sobre sí mismos. Los requisitos específicos del consentimiento informado incluyen la provisión de información sobre la finalidad, los riesgos, los beneficios y las alternativas a la investigación -y en la investigación-, la comprensión del sujeto de esta información y de su propia situación, y la toma de una decisión libre, no forzada sobre si es conveniente participar o no. El consentimiento informado se justifica por la necesidad del respeto a las personas y a sus decisiones autónomas. (González, 2002).

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